Un ladrillo piensa que no sirve para nada.
Pero Laura encuentra el modo de convertirlo en algo hermoso. La bolita violeta se perdió y su amiga, la bolita verde, la busca. Debe llegar al país de las bolitas perdidas, aunque no sepa dónde está. Y la familia de Diego tiene que encontrar una solución: el espejo del baño se aburrió de reflejar siempre lo mismo y ahora les inventa caras.
Tres cuentos y un bonus track escritos en imprenta mayúscula y minúscula y totalmente ilustrados. Para primerísimos lectores.