Es posible que, de cara a la posteridad, 2010 sea recordado como el año en el que muchos argentinos terminaron de aprender a sospechar de los medios. ¿Qué, quiénes y cómo nos dicen lo que nos dicen? ¿Desde qué lugar? ¿Cuáles son los intereses que alumbran los pasos de aquellos encargados de informarnos? Nadie con la cabeza bien puesta y las orejas debidamente paradas debería dejar de hacerse preguntas semejantes a la hora de enfrentarse a la tapa de un periódico.
Este ejercicio que hoy se volvió un deporte nacional es una gimnasia que Carlos Barragán y Julieta Dussel vienen practicando desde hace años, más precisamente de aquellos tiempos en los que trabajaron con el recordado Adolfo Castelo.
Por lo tanto, ¡Ay, Diarios! no es tanto un collage de noticias perdidas e imágenes irrisorias como una lectura política, no exenta de humor e ironía en manos de dos expertos en el delicado arte de leer entrelíneas para detectar las fisuras que ofrece la realidad preenvasada. "Los medios construyen un mundo, nuestro mundo, que ya viene con los adjetivos puestos para que no haga falta pensar los propios", dice el propio
Barragán en el prólogo de ¡Ay, Diarios! Y a las pruebas se remite.