Si analizamos la mayoría de los problemas psicológicos que nos causan inseguridad, estrés e incluso depresión, comprobaremos que tienen su base en una falta de autoestima. Tener una buena autoestima no es creernos mejor que los demás o mostrarnos más seguros al defender nuestras posiciones o intereses, sino que se basa en creer que tenemos las habilidades y los recursos necesarios para poder abordar con éxito los retos y desafíos que la vida nos plantea.