Stella Rode ha perturbado de dos maneras los antiguos claustros del colegio Carne: primero, por ser considerada una persona fuera de lugar, con un gusto especial por los cubre bandejas y los patos de porcelana, y segundo, por haber sido hallada muerta. Una vieja amiga del servicio de espionaje le pide a George Smiley que investigue.
Smiley sabe que Stella temía que su marido la asesinara pero, a medida que indaga más allá de la respetable fachada de Carne, descubre que el caso es mucho más que un crimen pasional. En su segunda novela, Le Carré va más allá del mundo del espionaje para revelar los secretos que alberga otra particular institución inglesa. El resultado es una trama con una tensión perfecta, en la que Smiley vuelve a deslumbrar como detective por sus dotes magistrales.