No todos los horrores que cuenta el Marqués de Sade pertenecen al mundo de la ficción. Jean Genet fue un consumado ladrón y exhibía con orgullo sus habilidades. Caravaggio podía pasar sin problemas del pincel a la espada y cambiar el óleo por la sangre. Antes de convertirse en sinónimo de la más terrible brutalidad, Charles Manson quiso ser músico de rock y compuso varios temas. William Burroughs quiso jugar a Guillermo Tell con su esposa y erró el disparo.
Estas y otras historias se cuentan en este atrapante libro, en el que Marcos Mayer se interna en la vida de quienes vivieron entre el crimen y la genialidad y va descubriendo extraños vínculos entre su obra y los delitos que perpetraron.
Narrado de un modo ágil, mezclando hábilmente la información con la indagación en el espíritu de los protagonistas, Artistas criminales es de esos libros para leer y releer, siempre con el placer de descubrir algo nuevo y muchas veces siniestro en esos seres que nos mejoraron la vida con sus cuadros, sus libros y sus canciones.