Los amantes de Cristo hallarán en este libro inspirado la más elevada delineación biográfica del Gran Espíritu, símbolo de la bondad y de la más perfecta belleza moral. Jesús fue grandioso exponente de una doctrina conductora que él mismo cimentó con dos columnas de granito: su condición de Hijo de Dios y la hermandad de todos los hombres.
Sentir a Dios como padre es amarle por sobre todas las cosas. Sentirnos hermanos de todos los hombres es traer el cielo a la tierra. Inigualada obra de Hilarión de Monte Nebo, seudónimo de una preclara escritora ya fallecida, mística e intuitiva.