Finalmente, la humanidad ganó la batalla a los muertos vivientes y logró sobrevivir, aunque a un precio muy alto. Nos encontramos con una sociedad que ha aprendido a vivir con los brotes de zombis, donde no ha vuelto a haber elecciones gubernamentales y donde se impone la ultraderecha y el conservadurismo.
El ejército ha sido entrenado para sofocar los brotes que aparecen esporádicamente y la humanidad convive tranquilamente olvidando aquella guerra que casi supuso su extinción
un error que se pagará caro. En medio de todo esto, veinte años después del primer brote, surge la desgracia en Mallorca. El 5 de enero de 2010, en plena noche de Reyes, una nueva infección masiva tiene lugar en la cárcel de Palma, convirtiendo a todos los reclusos e internos en zombis.