Nasty nació hace casi cuatro siglos y medio y, sin embargo, su apariencia es la de una chica de dieciocho. No es la única: Nasty pertenece al grupo de los inmortales, unos seres que no se diferencian apenas de los humanos salvo en el hecho de que no se mueren con tanta facilidad (bueno, y en que tienen ciertos poderes mágicos).
Una experiencia traumática en la infancia de Nastasya provoca que se pase los siguientes cuatrocientos años tratando de enterrar sus recuerdos bajo una coraza de diversión, egoísmo y frivolidad. Pero todo esto llega a su fin cuando, una noche, Nastasya se da cuenta realmente de la oscuridad que la rodea.
La única forma de escapar de ella es refugiarse en una granja para inmortales descarriados; pero ni siquiera encerrándose en ese lugar remoto podrá Nasty huir de su destino... o del amor.