Una historia de ilusiones, desencantos y despertares amorosos entre tablas de surf y fiestas en la playa.
No me ves por un par de años y ya no me reconoces, niña dijo regalándome una sonrisa ancha, de esas con las que se le marcan los hoyuelos. Madre santa, esa sonrisa. Ven a darme un abrazo dijo dejando la tabla en la arena y abriendo sus ahora fuertes brazos que se dejaban ver por la musculosa.
Me paré todavía pasmada y lo abracé; él me envolvió con cariño y me levantó prácticamente sin esfuerzo. Yo sentí que todo daba vueltas.
Todos los veranos la familia de Adelina, alias Lina, se reúne con los Soriano y los Moscú en el mismo lugar para compartir noches de cenas y días de playa. Los adultos creen que los chicos se llevan bien y, por su lado, Lina aprendió a llevarlo de la mejor manera posible. Lo cierto es que ella pasa la mayor parte del tiempo con los mellizos Terra y León, Axel le cae pésimo y su preferido fue y será Shep desde que tiene seis años.
Los dos últimos años Shep no fue a veranear con ellos; sí lo hizo su primo Axel, que se convirtió en algo así como en la peor pesadilla de Lina... Hasta que a los dieciséis de ella y a los dieciocho de él, Lina y Shep se vuelven a encontrar y, así como las olas reescriben sus propias marcas sobre la arena en la orilla del mar, ya nada volvió a ser como en la infancia.
Con la frescura y desfachatez que caracterizan su escritura, Jazmín Riera nos sumerge en una historia entrañable de ilusiones, desencantos y despertares amorosos entre tablas de surf, fiestas en la playa y recuerdos vividos que jamás se olvidan.