La conquista de Asia es la siguiente hazaña que se propone Alejandro. En Anatolia corta el nudo gordiano; dicen que quien lo deshaga dominará el confín del mundo. Finalmente, él y sus hombres derrotan al poderoso Darío, rey de los persas. Así, las tropas victoriosas de Alejandro avanzan hasta Egipto, donde el oráculo de Amón le revela su origen divino y su destino de gloria inmortal.'