Aladdín siempre ha escuchado que es una rata callejera y nada más.
Y aunque sueña en grande y tiene un corazón de oro, pareciera que Agrabáh está en su contra.
Jasmín está cansada de estar en el palacio. Quiere la oportunidad de conocer a su gente para algún día convertirse en la mandataria que necesitan. Desafortunadamente, su padre sobreprotector, junto con el malvado gran visir, tiene otros planes. Pero cuando estos diamantes en bruto se encuentren, quizás se les conceda todo lo que desean.