Se escucha la palabra vendepatria siempre en las diatribas políticas, indicando que no tiene una pizca de nacionalismo, que perjudica los intereses del país y por ende del pueblo Paraguayo. El adjetivo queda corto para calificar a los responsables del manejo en todos estos años del sistema eléctrico paraguayo. La historia de este capítulo de la vida nacional se inicia ya en la época en que estaban próximas a inaugurarse las primeras turbinas de la central Acaray.Esto nunca fue así por un azar del destino. No hay que pecar de crédulos. La culpable, cuando no, era y continua siendo la corrupción, al más alto nivel, todos, merecerían la horca si estuviéramos en épocas pretéritas. En Itaipú, se permitió que nuestros socios condóminos tomaran el control total del aprovechamiento hidroeléctrico. El dinero sucio recogido a raudales, estaba manchado del sudor y sangre de millones de compatriotas que, debido a ello, nunca pudieron salir de la pobreza y el atraso.Si muchos pensaron que Itaipú, luego de 50 años, ya no tendría casi ningún valor, gracias a Dios, se equivocaron. Efectivamente las cosas cambiaron, pero no a tal punto de devaluar la hidroenergía que sigue siendo la más limpia y renovable del planeta. Hoy la exprimida binacional, luego de tantas décadas, podrá revisar ciertas condiciones relacionadas con las tarifas y los benéficos para las Altas Partes Contratantes. Por eso -casi por azar- no porque hayamos luchado para lograrlo -estamos ante la posibilidad cierta de poder revisar las condiciones económicas de la binacional, ajustarlas a nuestras reales necesidades, posibilidad que nos han sido escamoteadas, en todo este tiempo. El momento es ¡AHORA o NUNCA!