Anne Brontë marchó de casa a los diecinueve años para trabajar como institutriz.
En Agnes Grey, ofrece una versión de esta experiencia, pero trasladada a las hijas de una familia de la alta nobleza, ya que la intención de Anne Brontë con su novela es moralizante, mostrando el contraste entre la bondad, la entrega, la paciencia, la perseverancia, la constancia y otros valores positivos que representa, sobre todo, el ideario rígido del credo anglicano, frente a la fatuidad, el egoísmo, la desidia, la maldad gratuita, la envidia, la veleidad, la falta de consideración hacia los demás y la soberbia de la nobleza local.