La esencia del tango es abordada en este intrigante libro 50 Claves del Tango: las milongas propiamente dichas, el fenómeno del cabeceo, los estilos de baile, la vestimenta, la improvisación, los diferentes ritmos.
Pero más allá de la danza este libro abarca muchas otras manifestaciones del género, como por ejemplo las vinculadas a la música: desde los personajes ineludibles -basta mencionar a Astor Piazzolla y Carlos Gardel- hasta el bandoneón, la orquesta típica y el llamado ritmo del 2x4 con el que erróneamente se describe al tango. Y yendo más allá, las claves del tango -es decir, aquellas llaves que nos permitan entrar a un universo tan grande y tan variado- incluyen los lugares donde el género donde estuvo o está vivo y presente, tales como los bares, los barrios porteños, el carnaval o la propia ciudad de Buenos Aires.
Las letras de tango y los poetas que las escribieron tienen sus propias claves porque hay que recordar que una buena parte de esta letrística es genuina poesía popular, poesía que abarca todos los temas imaginables: el encuentro y la pérdida del amor, el sufrimiento, la soledad, los desengaños. Pero además el barrio, las carreras de caballos (¡gran tema del tango!), los cafés, la amistad, el fútbol, el coraje, el trabajo, el reclamo social, el carnaval, el puerto, el mar, las bebidas alcohólicas, los paisajes, el hábito de fumar y aunque parezca mentira- los problemas de la obesidad, como es tratado en el tango Gorda, de 1928.