La realidad se vuelve mito si el mismo episodio se cuenta con 200 anos de diferencia. Como el caso del reputado prócer que manda asesinar a un rival político y se queda con sus bienes y con su hija. O el del prestigioso periodista que funda un periódico con fondos del Gobierno que solo publica información oficial y oficialista. O el de la guerrera ilustre que muere en la indigencia porque entre los diputados de la ciudad y la provincia le niegan un auxilio económico. O el del Padre de la Patria que decidió abortar su carrera militar al servicio de la Corona española por la causa latinoamericana.
En el siglo XXI hablaríamos de apropiadores ilegítimos operadores de prensa internas salvajes emigrantes sin futuro. No era esa la lectura original sin duda. Cada una de las cien crónicas que integran esta obra se leen desde la perspectiva actual. Episodios personajes y costumbres de aquella nueva y gloriosa nacían se resignifican con una mirada irreverente desacralizada y humanizada como si hubiesen ocurrido ayer. Los hechos son los mismos: cambia la perspectiva. Entonces parecen otros.